Se han encontrado imágenes en arcilla de esta raza, de la época romana, lo que sirve para demostrar su antiguo origen -por otra parte común al del Boyero de Appenzell y del gran Boyero suizo- que se remonta a los molosos orientales, descendientes directos del Mastín tibetano. A pesar de su gran difusión en tiempos remotos, la raza estaba casi completamente extinguida a finales del siglo XIX. Sólo existían unos pocos ejemplares en la región de Durbach, y fue gracias a Franz Schartenleib quien recuperó el poco material remanente e inició con tenacidad su crianza, que salvó a esta raza de su completa extinción. Hoy el Berner Sennenhund no sólo se encuentra en el cantón de Berna sino en toda Suiza y se está difundiendo también en el exterior (antes de la II Guerra Mundial, había sido enviado a los Estados Unidos) ya que es el más conocido de todos los boyeros helvéticos.